Saltar al contenido

Jesús llama a la puerta de tu Corazón – Poema Cristiano

8 enero, 2013

 jesus puerta corazon

Saludos nuevamente visitantes de este su portal de imágenes de Jesús, un honor y un placer en compartir diversos materiales religiosos para ustedes. Para esta oportunidad daremos un descanso a las imágenes cristianas para compartir otro éxito de nuestro segmento de poemas cristianos, el cual poco a poco ha tomado un importante auge entre nuestra comunidad.

El material que traemos para esta ocasión lleva por nombre “Jesús llama a la puerta de tu Corazón” el cual fue escrito por Arturo Borja Anderson. Como han de imaginar este hermoso poema habla sobre el hecho que aceptemos a Jesús, que abramos nuestro corazón para asistir a su llamado, un material sencillamente bello.

Esperamos que disfruten tanto como nosotros del poema cristianaJesús llama a la puerta de tu Corazón”, no olviden en regalar sus opiniones y comentarios al igual que visitar las siguientes sugerencias de imágenes de Jesús que tenemos para ustedes:

Deja que Dios tome el control de tu vida

Postales de Jesús

Jesús llama a la puerta de tu Corazón

Múltiples años he pasado ansioso
A tu puerta velando noche y día,
Y esperando me abrieras generoso,
He llamado y llamado con porfía.
Pero tu ingrato corazón que ignora
De mi insondable amor el justo enojo,
Me ha dejado llamar hora tras hora,
Sin correr de tu puerta el cruel cerrojo.
Mas Yo no vengo a demandarte abrigo,
Aunque estoy tan cansado y tengo frío…
Los ángeles de Dios están conmigo,
Cielos, tierra, la mar y todo es mío.
Yo quiero darte lo que tú no tienes:
A tu pecho la paz y la ventura,
Colmarte, sí, de celestiales bienes,
Y tornar en delicia tu amargura.
Vengo a ofrecerte mi amistad sincera,
La que te pruebo con mi mano herida…
¡Ay! posar a tu lado Yo quisiera
Esta noche tan triste de la vida.
Heme aquí, a la puerta todavía,
Llamo, llamo, el murmullo se asilencia,
Si me abrieras feliz me sentiría,
Haciéndote feliz con mi presencia.
Vendrán los años de amargura impía
En que llores tu triste desventura,
De salvación se habrá acabado el día,
Y excusa no tendrás en tu amargura.
Ya me voy lamentando tu dureza;
No he tenido de tí la bienvenida.
Yo quise darte celestial riqueza,
El mismo cielo con mi misma vida.
Yo no puedo violar esta morada
Que se me cierra sin mirar mi anhelo:
Sin voluntad, mi amor sería nada,
Y muy triste también el mismo cielo.
Llamaré con paciencia en otra puerta,
En otro corazón tal vez ansioso,
Allí Yo sé que al encontrarla abierta,
Feliz seré con impartir mi gozo.